BASTA DE ESCAPES LIBRES Y PICADAS EN BARRIO COMAHUE Y ALREDEDORES

Sr. Intendente 

Municipio de Bahía Blanca

Héctor Norberto Gay

 

Sr. Secretario de Movilidad Urbana y Espacios Públicos

Municipio de Bahía Blanca

Tomás Adrián Marisco 

Los y las abajo firmantes nos dirigimos a ustedes a fines de solicitar una pronta y definitiva solución al problema de los ruidos molestos en el Barrio Comahue y cercanías durante los últimos meses. Específicamente, nos referimos a los ruidos nocturnos producidos por motociclistas y automovilistas que regularmente utilizan las calles de la zona con fines que no tienen nada que ver con la circulación urbana. 

Si bien hay antecedentes de larga data, desde el cierre de algunas calles internas del Parque de Mayo al tránsito automotor, producido entre 2020 y 2021, el sector del Monumento a Rómulo y Remo (popularmente conocido como “La Loba”) se convirtió especialmente en un espacio de reuniones nocturnas desde las que parten motos y autos retocados para emitir más ruido que el de fábrica. Estos vehículos van y vuelven por las calles que rodean el barrio, produciendo atronadores ruidos de aceleradas, explosiones y picadas. Como solía ocurrir en la Arcada del Parque de Mayo (en la esquina de Avenida Alem y Córdoba) antes del cierre de la calle interna que allí comenzaba, estos ruidos a veces son acompañados también de las vibraciones y golpes de la música que sale de los potentes equipos de audio instalados en los autos. 

Estás prácticas se desarrollan en diferentes días de la semana, laborables y no laborables, y en horarios que van aproximadamente desde las 23 hasta las 04 horas del día siguiente. Como los ruidos son perfectamente audibles desde los hogares, los horarios de descanso de los y las residentes se ven limitados a la presencia o ausencia de los mencionados vehículos. Cualquier persona que trabaje o estudie durante el día puede imaginarse lo grave que es no poder dormir tranquilamente durante las noches y comenzar su jornada habiendo descansado tres o cuatro horas. Lo que se pone en juego, de esta forma, es ni más ni menos que la calidad de vida.

Para intentar conciliar el sueño en este contexto, vecinos y vecinas deben emplear estrategias como el uso de auriculares o tapones para oídos, encender ventiladores u otros artefactos para tapar el ruido exterior, tomar medicación (recetada o de venta libre) para inducir el sueño, o simplemente resignarse a pasar la noche en vela, hasta que los ruidosos motociclistas y automovilistas den por finalizado su molesto entretenimiento. En los meses de verano, cuando estas reuniones son más frecuentes, ni siquiera se puede aprovechar a refrescar las habitaciones sin que esto implique escuchar los caños de escape como si estuvieran al lado de las viviendas.

Las llamadas al 911 o los reclamos a través de la plataforma Bahía Responde normalmente no surten efecto y, cuando lo hacen, se trata de soluciones de corto alcance: un patrullaje o un control de tránsito aleatorio sólo resuelven el problema por un rato o, en el mejor de los casos, por una noche. En definitiva, las calles que rodean el barrio se convirtieron en una pista en la que casi todas las noches hay vía libre para quien quiera correr y emitir ruidos molestos con su vehículo.

Confiamos en que el Gobierno Municipal comprenderá la gravedad de la situación relacionada con los ruidos molestos, y consideramos que puede afrontarla a través de la  Guardia Urbana, en colaboración con la Policía de la Provincia de Buenos Aires, aplicando medidas como:

  • Instalación de reductores de velocidad en las calles que aún no cuentan con ellos (Urquiza entre Córdoba y Salta, 12 de Octubre en la esquina con Trelew, así como las aledañas al Monumento a Rómulo y Remo). Esto sería prioritario, porque la efectividad de los “lomos de burro” contra las picadas se comprueba en las calles que sí los tienen. También sería beneficioso para hacer más seguro el cruce de peatones en horarios pico, ya que actualmente es muy difícil que se respete la prioridad de paso peatonal entre las veredas de Urquiza y el Paseo.
  • Controles nocturnos de emisión de ruidos y vibraciones, para garantizar el cumplimiento de la Ordenanza n° 9972, aprobada en 1998, que en su Artículo 6° establece el límite de 89 decibeles para motos, ciclomotores, automotores de uso particular, etc.
  • Controles rigurosos de tránsito y de alcoholemia en horario nocturno en la zona, con mayor frecuencia que la actual.

Como ciudadanos y ciudadanas, trabajadores, estudiantes y jubilados que habitamos esta ciudad, no podemos renunciar al descanso nocturno, mucho menos cuando se pierde por incumplimientos de leyes nacionales y de ordenanzas municipales. No nos resignaremos a medicarnos, tapar nuestros oídos o generar otros ruidos dentro de nuestras habitaciones para poder dormir. Nos asisten el derecho y el más básico sentido común.


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